Usar pistola para pintar fachadas es una opción excelente ya que por lo general son superficies muy difíciles de trabajar. Normalmente, su textura es más pesada para hacerla resistente a la intemperie. También presenta un aspecto más poroso y heterogéneo.

Si en esos casos se emplea simplemente brocha (o rodillos) y pintura, se desperdicia mucho material, hay riesgos de romper los cepillos y aun así el resultado es deficiente.

En cambio, la pulverización permite que el proceso se lleve a cabo con éxito de forma rápida y con un aprovechamiento total de la pintura.

Antes de usar la pistola para pintar, limpia

Para disfrutar de todas las ventajas de la pistola para pintar, sea que esta sea de alquiler o comprada, debes preparar la superficie. El primer paso siempre debe ser la limpieza para que el pigmento se adhiera. De esta forma, no solo conseguirás que luzca a la perfección sino también que lo puedas disfrutar en las mismas condiciones durante mucho tiempo.

Actualmente, existen limpiadores patentados que sirven para eliminar cualquier posible rastro de suciedad o grasa que se haya quedado pegado a la fachada.

Después, puedes usar un cepillo suave o de cedras más fuertes en función del material que esté recubierta la vivienda. Con esta sencilla operación se eliminan resquicios de humedad o musgos. También facilitamos la desaparición de la capa de pintura anterior.

Por supuesto, es recomendable realizar una inspección visual para ver si hay algún defecto que requiera ser reparado. Por ejemplo, quizá haya pequeños orificios que ya no sean útiles u otra clase de desperfectos.

Cuando la superficie de la fachada es calcárea se hace uso de un sellador que aplica una capa de imprimación estabilizadora.

Tras 24 horas, el secado de esta capa está asegurado. Ya están todos los preparativos para proceder a la pintura de la fachada.

Si aún no tienes el equipo de pistola para pintar fachadas, contacta con nosotros y ofreceremos la solución más conveniente para ti.